martes, 1 de abril de 2008

Paro del Campo: Daños Colaterales








Por los acontecimientos de público conocimiento que se han venido suscitando en estos días en nuestra patria, los argentinos hemos vuelto nuevamente a escuchar esas palabras tan temidas por todos aquellos que tenemos “memoria emotiva” de la historia económica nacional, a saber:

Desabastecimiento: Solo basta con verificarlo en góndolas de supermercados o almacenes de barrio; al dificultarse al máximo el tránsito y la llegada de los camiones que transportan mercadería desde el origen de la producción al destino, o hacerlo a destiempo, con cortes en las cadenas de frío o severas dificultades de transporte y logística, se produce el peor de los pecados que es tirar la comida (según la enseñanza de nuestros padres y abuelos inmigrantes, que lo aprendieron de la guerra). Lamentablemente el desabastecimiento impacta de sobremanera en las personas que menos tienen y que cuentan con un bajo poder adquisitivo para acopiar mercadería ante el faltante.

Inflación: Al escasear los alimentos básicos, como carne, los lácteos y la verdura, aquellos que quieran conseguirlos deberán pagar un precio mucho más elevado para proveerse de los mismos. Esta espiral de un aumento generalizado del índice de precios, se la denomina técnicamente inflación. Y lamentablemente, cuando un producto determinado alcanza un precio pico, rara vez baja de forma tal que se ubique nuevamente en los niveles que supo estar antes de comenzar la escalada de precios. Y la Inflación también es conocida por todos por la forma voraz en la que impacta de lleno en el poder adquisitivo de los que menos tienen y también en la clase media cuyo poder se compra se ve significativamente menguado, generando una considerable baja en las ventas de los comercios.

Corte de cadena de pago: Debido al parate generalizado de la economía argentina, se empiezan a notar las primeras suspensiones de pagos realizados por agentes económicos vinculados directamente al conflicto. Se ha roto el flujo de caja de diversas entidades, ya que al no percibir ingresos tampoco honran sus compromisos poniéndose en virtual cesación de pagos. Esto se puede verificar empíricamente de la realidad misma.

Gente sin trabajo: Según a que sector de la economía al cual se pertenezca, ya sea a raíz del caos del tránsito y de los impedimentos a la circulación de vehículos de transporte de mercaderías (camioneros) o porque no les llegan los insumos para seguir industrializando alimentos (fabricas vinculadas con la elaboración de productos alimenticios) o porque no pueden vender o distribuir sus productos a minoristas (mayoristas, viajantes, distribuidores) o porque no tiene la mercadería que venden al público (carnicerías, verdulerías, roticerias, etc.) estas personas están sin trabajar y sin poder llevar, en el caso de que sean autónomas o estén suspendidas, el dinero a sus casas. De proseguir el conflicto, y sostenerse en el tiempo, el problema, como si se tratase de una enfermedad endémica, irá contagiando al resto de los sectores de la economía que aún están al margen del conflicto, y agravará mucho más la situación.

Como siempre ocurre en estos casos, el hilo se corta por lo más delgado y las personas de trabajo, o de menos recursos económicos para hacer frente a esta crisis, están sufriendo estos no deseables, daños colaterales.

Bregamos porque el conflicto se solucione urgente, definitivamente y en forma pacífica, y aprovechamos para hacer un llamado para que la solidaridad de la gente y la responsabilidad social de las instituciones, primen en un marco de sentido común, y se sitúen por encima de los intereses sectoriales y estimulando el diálogo, no contribuyan a menoscabar los intereses de los que menos tienen, que a su vez están ajenos al conflicto y nadie, al menos hasta el momento, ha salido el respaldo de sus intereses, que son en definitiva los intereses de todo el pueblo argentino en paz y en solidaridad con los principios de justicia social y equidad.-

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