jueves, 4 de septiembre de 2008

La Investigación Social como Estrategia para el Desarrollo Económico

Por: Lisandro Mogliati (*)


En otro capítulo de este humilde compendio de conceptos a ser analizados para el desarrollo local, se hacía referencia a las variables que pueden asimilarse en una política de desarrollo, entendiendo dos acepciones del mismo, una con características exógenas (es decir propiciando la atracción de inversiones más bien voluptuosas) y otra endógena (buscando una atomización del desarrollo económico, en pequeñas unidades de negocios productivos).


En definitiva ambas estrategias, desde el enfoque del desarrollo económico local, tienden a la generación de riqueza, lo que tiene como consecuencia (cuando el desarrollo es socialmente equilibrado y planificado, y no mero crecimiento económico) la generación de empleo genuino.


Para que la generación de empleo sea propicia, deben tenerse en cuenta y conocerse, las competencias territoriales (es decir cuantificar y cualificar las potencialidades y necesidades básicas de la localidad), conocer de la mejor manera posible, desde un análisis serio y exhaustivo, el territorio y sus recursos (naturales, humanos, económicos, culturales, tecnológicos, etcétera) y cuales serían las posibles interacciones entre los recursos identificados y ponderados, que redunden en resultados propicios para la generación de empleo en la localidad, a modo de ejemplo, podríamos mencionar que, si en un territorio determinado, los suelos son aptos para una producción forrejera, pero no existe ni la tecnología ni la mano de obra capacitada para esa producción, el sólo hecho de la aptitud de la tierra no alcanza, se hace necesario la existencia del resto de las variables (capital, recursos humanos y tecnología).


Pero, como toda estrategia que busca implementarse, la investigación social resulta clave a la hora de plasmar una táctica, se debe contar con la información adecuada en tiempo y forma, para saber con que recursos cuenta el territorio, cuáles son sus demandas más acuciantes y por dónde debemos empezar.


La planificación territorial tiene su comienzo en la investigación social, que posibilite, a quien toma las decisiones, contar con la mayor información posible a priori, que también coadyuve a reducir el grado de incertidumbre sobre la efectividad en la implementación de una determinada política de desarrollo; para clarificar este concepto, pensemos en una línea de créditos para la formación de microempresas, como tantas que ha habido, cuál sería el criterio de direccionamiento en una determinada localidad, es decir, que tipo de proyectos apoyaría y porqué, se apoyarían emprendedores elaboradores de dulces artesanales o se otorgarían créditos para la instalación de una panadería, seguramente esto puede responderse de dos maneras, atendiendo a la subjetividad del funcionario de turno, cuya visión puede ser acertada o no, o bien se aplica, previamente, una investigación social sobre las necesidades básicas del territorio, sus características y su entorno económico (por ejemplo, Cuántos emprendimientos elaboradores de panificados hay en la ciudad ya instalados, cómo están distribuidos geográficamente y como se reparten la clientela), más la viabilidad del proyecto en sí y la aptitud y actitud del emprendedor que pretende el financiamiento.


La investigación social es una herramienta indispensable a la hora de establecer estrategias lógicas, prudentes y efectivas, que permitan que los recursos escasos se apliquen satisfactoriamente; pero lamentablemente, en la diagramación de las políticas de desarrollo se aplica muy poco la investigación social y generalmente se diagraman “a ojo”, muchas veces los programa de desarrollo económico (en particular los que provienen de los organismos oficiales) se originan en los gobiernos centrales y no responden a los intereses y necesidades de las localidades que son divergentes entre sí, esto ha generado numerosos fracasos, y aquí me gustaría citar un ejemplo de planificación para el desarrollo que se intentó implementar en Pergamino, con un proyecto denominado “Matriz Insumo – Producto de la ciudad”, esta idea nació ante la necesidad de identificar, por un lado, los insumos que las industrias locales demandan y cuales podrían producirse localmente y reemplazar (en la medida de lo posible y atendiendo pautas de calidad y precio) a los que no sean originarios de la ciudad, y por otro lado, también se investiga en los puntos de venta de la ciudad, el origen de los productos que se comercializan, cuales provienen de afuera (no necesariamente importados) y si existe factibilidad de producirlo localmente, una vez identificados tanto los productos finales para la venta en góndola como los insumos para industrias y empresas locales, se orienta la producción de nuevos emprendedores y microempresarios a esa demanda concreta, y apoyando esa interacción entre nuevo emprendedor y empresa pyme consolidada, propendiendo a un trabajo en redes locales de complementación económica y aspirando a una ciudad completa.


Lamentablemente, cuestiones de índole burocrático – administrativa y de poca voluntad política para desarrollar este plan ambicioso de conocer la demanda local, para orientar la evolución de las microempresas, dejaron sin efecto y a mitad de camino un pequeño pero ciertamente efectivo programa de desarrollo económico que se había denominado “Matriz Insumo – Producto de Pergamino”.



Como reflexión final cabe acotar que, los gobiernos, en especial los locales, en una época de recursos escasos, deben necesariamente establecer y aplicar la investigación social a nivel local, previo a establecer cualquier política de desarrollo, dejar de “estrategizar a ojo” en algunos casos y en otros dejar prevalecer los intereses políticos, que la mayoría de las veces (salvo algún golpe de suerte) conllevan al fracaso, dilapidando recursos y perdiendo tiempo en recomenzar.


(*) C.V. Lisandro Mogliati: Estudió Ciencias Empresariales y egresó en Comercio Exterior. Luego se especializó en Desarrollo Local, obteniendo el Diploma de Experto, otorgado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) de Turín, Italia. Actualmente cursa el Postítulo en Gestión de Negocios Internacionales en la Universidad de Rosario. Fue Director de Promoción Industrial y Turismo de la Municipalidad de Pergamino y Coordinador del Programa de Dsarrollo Local. Actualmente se desempeña como Asesor de las Comisiones de Industria y Minería y de Producción y Comercio de la Legislatura Bonaerense. Es consultor en Pymes, Comercio Exterior y Desarrollo Local. Es Docente Terciario en Comercio Internacional, y es titular de una empresa agropecuaria y apícola en la ciudad de Pergamino