martes, 22 de abril de 2008

Paro Agropecuario: Daños Colaterales





EL EFECTO PSICOLÓGICO Y LA DESACELERACIÓN DE LA ECONOMÍA LOCAL


Las derivaciones de la medida de fuerza del campo impactaron de pleno en los comercios e industrias de nuestra ciudad.

Durante este paro la sociedad en su conjunto sufrió importantes daños colaterales:

Desabastecimiento: Solo bastó con verificarlo en góndolas de supermercados o almacenes de barrio. Al dificultarse al máximo el tránsito y la llegada de los camiones que transportan mercadería desde el origen de la producción al destino, o hacerlo a destiempo, con cortes en las cadenas de frío o severas dificultades de transporte y logística, se produjo el peor de los pecados que es tirar la comida (según la enseñanza de nuestros padres y abuelos inmigrantes, que lo aprendieron de la guerra). Lamentablemente el desabastecimiento impacta de sobremanera en las personas que menos tienen y que cuentan con un bajo poder adquisitivo para acopiar mercadería ante el faltante. Aun hoy se sigue notando la falta de productos en góndolas de supermercados o almacenes de barrio)

Inflación extraordinaria en productos alimenticios: Al escasear los alimentos básicos, como carne, los lácteos y la verdura, aquellos que quieran conseguirlos deberán pagar un precio mucho más elevado para proveerse de los mismos. Esta espiral de un aumento generalizado del índice de precios, se la denomina técnicamente inflación. Y tristemente, cuando un producto determinado alcanza un precio pico, rara vez baja de forma tal que se ubique nuevamente en los niveles que supo estar antes de comenzar la escalada de precios. (Esto se esta verificando hoy en día en los precios de góndola). La Inflación también es conocida por todos por la forma voraz en la que impacta de lleno en el poder adquisitivo de los que menos tienen y también en la clase media cuyo poder se compra se ve significativamente menguado, generando una considerable baja en las ventas de los comercios.

Corte de cadenas de pago: Debido al parate generalizado de la economía argentina, se notaron las primeras suspensiones de pagos realizados por agentes económicos vinculados directamente al conflicto. Se rompió el flujo de caja de diversas entidades, ya que al no percibir ingresos tampoco honran sus compromisos poniéndose en virtual cesación de pagos. Si bien lentamente esta situación se esta recomponiendo, esto impacta en que no se consuman bienes y servicios al ritmo que se hacía antes del paro agropecuario. Esto se puede verificar empíricamente de la realidad misma.

Perdida de horas y días de trabajo: Según a que sector de la economía al cual se pertenezca, ya sea a raíz del caos del tránsito y de los impedimentos a la circulación de vehículos de transporte de mercaderías (camioneros) o porque no les llegan los insumos para seguir industrializando alimentos (fabricas vinculadas con la elaboración de productos alimenticios) o porque no pueden vender o distribuir sus productos a minoristas (mayoristas, viajantes, distribuidores) o porque no tiene la mercadería que venden al público (carnicerías, verdulerías, rosticerías, etc.) estas personas están sin trabajar y sin poder llevar, en el caso de que sean autónomas o estén suspendidas, el dinero a sus casas. De proseguir el conflicto, y sostenerse en el tiempo, el problema, como si se tratase de una enfermedad endémica, irá contagiando al resto de los sectores de la economía que aún están al margen del conflicto, y agravará mucho más la situación

Estos daños colaterales, sumado al miedo a lo que vendrá si se cumplen las amenazas de líderes de entidades del campo (es decir la vuelta de los cortes), han generado una incertidumbre sobre el futuro inmediato, que ha provocado una desaceleración notable de la economía local.

Comparativamente con los niveles de venta anteriores al inicio del conflicto las ventas en la mayoría de los comercios minoristas no vinculados con la alimentación han sufrido una merma en sus ventas en promedio desde un 25% a un 35%. Y los consumidores ausentes incluyen a todo el arco de la economía.

Esto se debe fundamentalmente a dos factores:

1) Durante la crisis del campo muchos trabajadores autónomos o empleados dejaron de percibir ingresos en virtud del parate de la economía y por lo tanto no tienen ingresos para gastar (Ej.: Camioneros, Carniceros, Fruterías, Rosticerías, etc.)

2) Los que mantuvieron su nivel de ingresos, independientemente del paro, tienen temor de una nueva crisis económica, entonces consumen lo mínimo, restringen sus gastos al mínimo. Funciona en estos casos la “memoria emotiva” de la economía argentina y el efecto psicológico que ocasiona es la desaceleración de la economía local.

Esto se ve reflejado las distintas etapas de la cadena de comercialización:

Industrias que retrazan sus envíos de mercaderías al mercado (por falta de insumos o por no saber a que valores poner sus mercaderías).

Distribuidores y Mayoristas que hacen malabares para poder abastecer la demanda de los Comerciantes Minoristas.

Consumidores que gastan básicamente en alimentos (y que cuando pueden hacen acopio).

Un claro ejemplo de cómo juega el factor “temor a lo que vendrá” es la considerable baja de la utilización de tarjetas de créditos como medio de pago. Esto implica que el consumidor tiene miedo a endeudarse en el futuro cercano y no poder pagar esa deuda como ha ocurrido anteriormente en la economía argentina.

Como siempre ocurre en estos casos, el hilo se corta por lo más delgado y las personas de trabajo, o de menos recursos económicos para hacer frente a esta crisis, están sufriendo estos no deseables, daños colaterales.

Bregamos porque el conflicto se solucione urgente, definitivamente y en forma pacífica, y aprovechamos para hacer un llamado para que la solidaridad de la gente y la responsabilidad social de las instituciones, primen en un marco de sentido común, y se sitúen por encima de los intereses sectoriales y estimulando el diálogo, no contribuyan a menoscabar los intereses de los que menos tienen, que a su vez están ajenos al conflicto y nadie, al menos hasta el momento, ha salido el respaldo de sus intereses, que son en definitiva los intereses de todo el pueblo argentino en paz y en solidaridad con los principios de justicia social y equidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo mediático roba casi toda la realidad
Pero bueno, la realidad es como la dibujan los noticieros y los diarios, no como es realmente... las cosas se tendrían que poder hablar pacificamente sin piquetes ni cortes de ruta, ni desabastecimiento... el pueblo termina siendo la victima porque no piensan en el pueblo... en el verdadero patriotismo.

Lástima que apoyar al campo no significa un 100% de patriotismo, porque tambien muchos del campo son egoistas y trabajan para si mismo, y no para el pais.

Apoyamos al campo??? pero si el campo nos deja sin carne, sin nafta, sin alimentos, nos morimos de hambre por apoyar al campo?

La opinión respecto a que el Gobierno tiene que terminar su mandato porque fue elegido democráticamente, está muy bien, pero reconozco que la gran mayoría de los cacerolos no opinan igual que yo.
Supuestamente el cacerolazo era "para que se abra el diálogo", cuando en realidad los carteles decían otra cosa. Ellos quieren que el Gobierno caiga, y no es sólo una conclusión mia (y de otros tantos), es algo que vengo escuchando, algo que vengo leyendo (los comentarios de los lectores del diario La Nación, por ejemplo).
La movida de mandar cadenas de mails (me tienen podrida las cadenas de mails!), mensajes de texto, la cobertura televisiva de la "crisis", son mensajes desestabilizadores más que claros.

Cómo puede alguien achacar a un Gobierno de fascista y autoritario cuando ellos mismos están atentando contra la democracia, contra la continuidad institucional????????????